Es muy común ver en nuestro país madres solteras – ya que son casi medio millón- a diferencia de padres solteros, pero lo que si no es muy común, es ver a papás en el cuidado de sus niñas si es que él es un rockero.
Una hora y cuarenta y cinco minutos
fue el tiempo que duró aquel ensayo al que me había invitado Jaime, el mismo día
que asistí a una de sus presentaciones en un local de Barranco. Al llegar,
toque el timbre y un joven de cabello corto y
ondulado quien vestía unos jeans desteñidos y rasgados, un polo blanco manga
corta con cuello “V” , zapatillas Converse “All Star” color crema, bastante
moderno, me abrió la puerta; era Jaime.
Me saludo muy cordialmente y
me invito a sentarme. Parecía ser una persona
con buenos modales y que inspira buena onda, muy fresco al hablar, bastante locuaz y juvenil; características
que concordaban con su apariencia.
En sala de ensayos me encontré con muchos instrumentos,
como guitarras, batería, bajos,
armónica, entre otros. Además las paredes estaban
llenas, casi en su totalidad, por afiches de bandas de rock memorables y, arriba
de un sofá retro, una fotografía
enmarcada: una tierna imagen de él con su
hija Azul, que reflejaba ese lado paterno que había indicado líneas
arriba, faceta de Jaime desconocida por su público.
—Es terrible; —nos dijo al encontrarme
observando la foto— no saben lo celosa que es mi hija ¡y tiene una gran
imaginación! El otro día que fui a recogerla del cole con una amiga y nos vio
llegar juntos, vino corriendo desde lejos lo más rápido que pudo y se trepó
como un monito sobre mí, me dio un beso y volteó a mirar a Carla con una cara
de asada… ¡increíble! y yo no sé como hice para no explotar de risa.
—Y cuando llegaron a casa ¿te dijo algo?
—¿Sabes que sí? —se rió— es graciosísima; caletasa me preguntó quién
era esa chica, si tenía novio y por qué
estaba conmigo cuando fui a su colegio. En otras palabras lo que quería saber
era si estábamos juntos (risas).
Tenemos una hermosa relación.
Jaime proyecta la imagen del típico bad boy rockero que lo único que le
interesa es la música, pero lo que muchos no saben es que bajo la piel de este
Jimmy Page peruano se esconde un hombre sensible que se desvive por su hija.
Afuera puede ser el más gracioso, pero
dentro de las cuatro paredes de su dormitorio no es más que un padre soltero
que empezó a tocar por diversión a los doce años y hoy es una de sus pasiones.
—En el año 1985
viajaste a Bahrain y allí
fue donde aprendiste a tocar la
guitarra. ¿Crees que el estar rodeado de una cultura diferente haya influido en
tu estilo musical, o tus gustos?
—Creo que algo
influyó. Yo nací en los 80´s y cuando viajé solo tenía cinco años. Viví por casi diez años rodeado de personas que no
solo hablaban un idioma distinto, sino que también tenían otras costumbres
bastante diferentes. Aprendí con primera guitarra, “Pancha”, a tocar cuando
tenía doce y compuse mi primera canción a los diez. Creo que el estar en un
lugar rodeado de otras vibras influyó en la medida de escribir sobre cosas que
probablemente acá no pudiera haber escrito nunca. Me influenció la música árabe
en mis inicios, pero hoy, veinte años más tarde, te puedo decir que no noto
tanta influencia, al contrario aprendí a amar el rock influenciado por las
increíbles bandas de rock de los 80´s.
Mientras los labios del “árabe”, como le
dicen sus amigos, me responde las preguntas sin dudar, me fui interesando más
en esta banda que ha compartido escenario con bandas como Stone Temple Pilots y
ahora último Aerosmith; que participo en varios concursos nacionales, como el
de Claro, en los que fueron declarados los mejores en la modalidad de rock y en
el extranjero, concretamente en Inglaterra, ganaron el famoso concurso People
Music Awards.
Después de media hora de conversación, fueron
llegando los otros “Blankets”, para los últimos preparativos previos al
concierto. Primero llego Lufo – bajista de la banda- , quien con un gran abrazo
saludó a Jaime y pregunto por la “mini blanket” – Azul - ; luego apareció Paco,
el vocalista y el más cercano a Jaime, quién se unió a la conversación sin
dificultad. Se conocieron en el colegio Santa María
cuando cursaban el tercer año de secundaria y desde ese entonces se volvieron
inseparables; seguramente el amor por la música fue lo que los unió, además de
compartir su primera banda juntos, el camino hacia Emergency Blanket y el viaje
a Australia.
Jaime ,como artista,
refleja en el escenario la figura de un guitarrista rudo y agresivo, pero fuera de los
conciertos es un padre que en su tiempo libre juega con plastilina y al doctor
de muñecas. Ensaya dos veces por semana con sus mejores amigos y puede verles
las caras casi todos los días sin que lleguen a
hostigarse, pues ensayar, hacer música, parece ser el mejor remedio para
aquellos días malos que todos tenemos. Así es su rutina entre escenarios y su
hija. Todos los días pasa de ser un
rockero loco al cuenta cuentos de Azul. Él sabe que no estaba en sus planes
renunciar a su juventud antes de tiempo, pero también tiene claro que si las
cosas no fueran como son no podría ser feliz; le faltaría su alegría y su razón
de ser, y por ahora no le queda más remedio que ser el papito de la banda al
menos hasta que Azul crezca y sea la líder de una nueva generación de Blankets,
como él sueña.
La conversación llegó a su fin cuando el baterista nos interrumpió y dijo que ya era la hora de ir al concierto. Le agradecí por recibirme, le pregunte si podía entrevistarlo pronto y aceptó sin problemas. Fue una conversación realmente placentera, pues son pocas las veces en las que una tiene la oportunidad de sentarse a conversar de un tema que a la otra persona le apasione y te transmita ese sentimiento cuando habla. Es por ello que luego decidí ir a al concierto y disfrutar de la música de los “Blankets”.
La conversación llegó a su fin cuando el baterista nos interrumpió y dijo que ya era la hora de ir al concierto. Le agradecí por recibirme, le pregunte si podía entrevistarlo pronto y aceptó sin problemas. Fue una conversación realmente placentera, pues son pocas las veces en las que una tiene la oportunidad de sentarse a conversar de un tema que a la otra persona le apasione y te transmita ese sentimiento cuando habla. Es por ello que luego decidí ir a al concierto y disfrutar de la música de los “Blankets”.
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